- Un día voy a agarrar todos los saludos no correspondidos y voy a hacer un monumento a la tristeza.
- Veo que lo suyo es el orgullo.
- Existo.
- ¿Y antes de eso?
- No me pregunte nada.
- Un mal día.
- Preferiría no juzgue mi inclinación artística.
- Su aspiración es monumental. Juzgarla es necesario.
- Mi tristeza se resiste a ser adjetivada; es pura resistencia; aunque el adjetivo también lo es.
- Su sensibilidad es común.
- Mi arte no es comunitario.
- Su obra lo será.
- ¿Hasta cuándo seguiré con esta pasión tan triste?
- No me pregunte nada, a mí tampoco me….
- A usted también…
- A nosotros…
- “A nosotros”, así debería ser la dedicatoria….
- Así son las obras…
- Dedicadas…
- Con dedicación…
- A todos…
- A nosotros…
- Un día voy a saludar a un desconocido y voy a demoler su obra.
- Las obras son potencias. Nada de lo que usted haga tendrá que ver con mi hacer.
- Pero si yo soplo para el norte y usted para el sur, en algún momento…
- La tristeza no tiene rumbo. Mi obra no tiene fin.
- ¿Y por qué lo hace?
- Todavía no hice nada.
- Jajajaj, respondió una pregunta.
- Qué poco serio.
28 de septiembre de 2010
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1 comentario:
precioso.
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