
Me gustan los músicos alegres. Siempre quedo encantado -saliendo del jazz- cuando veo a gente como el Chango Spasiuk. Sus encuentros –valga la redundancia- en el canal Encuentro con músicos de todo el territorio argentino, son siempre conmovedores. Además uno percibe que está aprendiendo cosas que no sabe bien qué son, pero que siente van a depositarse al alma en espera de futuros requerimientos de sabiduría.
Volviendo al Jazz, creo que Dave Brubeck y su banda han sido una expresión ejemplar de pasiones alegres y productivas. ¿Cómo lo hicieron? Ni las más puta idea. Pero se nota que entre ellos circula una corriente íntima y universal al mismo tiempo: es propia de ellos, sí, pero está elaborada con los mismos materiales que circulan en nuestro sistema nervioso. Y cada nota impulsa a otra, y es electrizante ser parte de esos músicos que hacen su sinapsis al mismo tiempo que nosotros hacemos la nuestra, tratando de unir por aquí y por allá la simultanea ejecución de su talento.

La inteligencia –aun emocional- se halaga en dificultades. Escuchar es una forma de resolver. Y resolver, en este caso, es como otrora: cuando niños nos reíamos chispeantes por encajar una pieza colorida donde pertenecía.
“The band's laughter at the end of the piece illustrates the spontaneity of the recording and the camaraderie of the band.” Wikipedia.
The Dave Brubeck Quartet juega, y nos invita a hacerlo con ellos. La cita que extraje de Wikipedia se refiere a un tema en particular: Unsquare dance (en su versión de estudio), que además, ha sido coreografiado y danzado de esta simpatiquísima manera.
1 comentario:
escuchar es una forma de resolver, me llevo esa frase, che, me encantó.
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