Me voy a ir. Pero qué digo. No tengo dónde. Me conozco. No me conozco. Sé que me voy a seguir. Eso sí. Tengo la costumbre de ir a donde voy. Antes no era así. Me acuerdo. El sexo. La tele. La música. El libro. El amigo. Lugares a los que no me llevaba. Ahora en cuanto llego me encuentro. Soy mi estorbo. Soy la pulga y el perro. Enajenarme. Ya no. Distantes las voces. Las imágenes.
Ni siquiera puedo escribir. Punto ¡Punto! ¡¡Punto!! ¡¡¡Final!!!
Por lo que más quieras… déjame salir.
(Ahjj, no sé para qué mierda me hablo)
14 de noviembre de 2006
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10 comentarios:
sep, a veces es al pedo hablarse a uno mismo, pasa que te mentís o te decís lo que querés escuchar. Me llamó la atención eso de ir adonde vas. y que antes no podías, nunca tuve ese poder de disociación.
Uno se habla porque sabe que siempre se escucha, se da la razòn, se dice cosas lindas y nunca se contradice...
Ah! sí, eso es fundamental en la charla con uno mismo, no nos contradecimos nunca.
Linda charla.
Guerrera
Espejadas. Si. Mucho....demasiado, no?
Usaste la palabra hermosa: lontananza.
Besos. Gracias por no levantar el dedo indice, prefiero que levante una pluma y conteste.
me gusto eso de "La imaginación y el olvido suelen jugar con aquello que nos pasó"- me dejo pensando
mirate mi blog a ver que te parece
=)
Yo no hablo conmigo mismo, solo discuto.
Te escribo en consecuencia a un comentario que dejaste en otro lado, que hace que me pregunte....a quienes estuviste leyendo ultimamente? porque encuentro pensamientos comunes a mí en tus palabras...cuente cuente de sus últimas lecturas, sospecho que deben ser muy interesantes.
Sdos, desde afuera de la kermesse de la vida (gacias al cielo afuera!)
será q retumba la palabra muda en el oido sordo?
mi boca quiere pronunciar el silencio...pero no puede! siempre arremete una palabra.
saludos!
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