¿No están de acuerdo porque creen que lo banal es algo malo, o porque sin más predican el evangelio del psicoanálisis?
Digo, porque habiendo sido yo tan escueto y ambiguo, no me parece que se pueda negar rotundamente lo que digo ( y sostengo).
Igualmente la psicobanalización procede no tanto de la teoría psicoanalítica como de su práctica. La banalización es un correlato de la puesta en escena que hacen los psicólogos y sus pacientes, por demás cómicos.
Sí, sí, sí, totalmente de acuerdo y lo voy a justificar basandome en evidencia ciéntifica e irrefutable: yo tenía hace años una novia que se hizo psicoanalista (antes era persona) y era muy pelotuda. Una de las últimas cosas que le dije (antes de la ruptura final) fue: ¿Por qué no me psicoanalizás el pete?. Vió, que le dije, irrefutable.
No voy a tomar una postura anti-psicoanalítica, fundamentalmente porque no soy capaz de hacerlo mejor de lo que otros lo han hecho.
No voy a negar mi simpatía para con los detractores (de cualquier sistema de saberes), ni tampoco mi afinidad para con quienes intentan fundarlos. Por tanto no pretendo (ni no me son agradables), comentarios radicales tales como “estoy de acuerdo” o “no estoy de acuerdo”. Tampoco se trata de tener o no razón, si no de pensar las implicancias que ciertas disciplinas tienen en nuestro quehacer cotidiano y banal. En este caso el psicoanálisis.
La micro función “psicobanalizarse” del psicoanálisis se ve claramente en la respuesta que hasta el momento me han dado. Que el relato termine cayendo a las regiones genitales, que se “falocentre” la cuestión, que se especule respecto del sexo oral, que se haga pija al complejo sistema de relaciones mentales de un ser humano, responde a la puta coraza “psicobanalizada” que el psicoanálisis, en su voracidad de saber, en su necesidad de abarcar todas las explicaciones, nos forma.
Que quede claro que la psicobanalización no es Freud ni el psicoanálisis en sí. Si no la extensión práctica que la disciplina ha alcanzado (más que nada en nuestro país) y su relación con TODO.
A veces, por el solo hecho del esfuerzo que supone el estudio, uno se aferra a lo aprendido. Respeto eso. Pero no tolero el fascismo de la insistencia, la predicación.
Cuando visiones de castración y temores (como si una buena chupada de verga fuera un peligro para mi virilidad) intentan opacar mi placer, crear mala conciencia o culpa, cuando intentan imponérseme, busco una salida. Básicamente porque mi sistema de humores no tolera la represión, digamos, la formación de una represa. Hay que fluir, hay que dejar que las grietas y fisuras devengan estallidos.
El sex appeal de lo inorgánico, de Mario Perinola es un intento de fisura.
Bien dicho, carajo. Nada de genitales. Pero debo confesar que me dejo pensando eso de la posibilidad de ser castrado en cualquier momento. Yo igualmente con "pete" no me refería a la felación, sino al cacho e carne. Que comentario baladí, perdoneme Don Diego. Una última advertencia: cuidado con los Bucay.
11 comentarios:
...hum...
...Psicoparalizarse...?
na que ver
No adhiero.
¿No están de acuerdo porque creen que lo banal es algo malo, o porque sin más predican el evangelio del psicoanálisis?
Digo, porque habiendo sido yo tan escueto y ambiguo, no me parece que se pueda negar rotundamente lo que digo ( y sostengo).
Igualmente la psicobanalización procede no tanto de la teoría psicoanalítica como de su práctica.
La banalización es un correlato de la puesta en escena que hacen los psicólogos y sus pacientes, por demás cómicos.
Sí, sí, sí, totalmente de acuerdo y lo voy a justificar basandome en evidencia ciéntifica e irrefutable: yo tenía hace años una novia que se hizo psicoanalista (antes era persona) y era muy pelotuda. Una de las últimas cosas que le dije (antes de la ruptura final) fue: ¿Por qué no me psicoanalizás el pete?.
Vió, que le dije, irrefutable.
el pete es lo único psicoanalizable en algunos hombres
no creo que el psicoanálisis sea un evangelio, pero sin duda la banalización no pasa por si te psicoanalizás o no.
un amigo me dijo q lo atractivo del pete es justamente la sensacion de poder ser castrado en cualquier momento...
bulnerabilidad y placer mezclados?
alex tiene razon.
No voy a tomar una postura anti-psicoanalítica, fundamentalmente porque no soy capaz de hacerlo mejor de lo que otros lo han hecho.
No voy a negar mi simpatía para con los detractores (de cualquier sistema de saberes), ni tampoco mi afinidad para con quienes intentan fundarlos. Por tanto no pretendo (ni no me son agradables), comentarios radicales tales como “estoy de acuerdo” o “no estoy de acuerdo”. Tampoco se trata de tener o no razón, si no de pensar las implicancias que ciertas disciplinas tienen en nuestro quehacer cotidiano y banal. En este caso el psicoanálisis.
La micro función “psicobanalizarse” del psicoanálisis se ve claramente en la respuesta que hasta el momento me han dado. Que el relato termine cayendo a las regiones genitales, que se “falocentre” la cuestión, que se especule respecto del sexo oral, que se haga pija al complejo sistema de relaciones mentales de un ser humano, responde a la puta coraza “psicobanalizada” que el psicoanálisis, en su voracidad de saber, en su necesidad de abarcar todas las explicaciones, nos forma.
Que quede claro que la psicobanalización no es Freud ni el psicoanálisis en sí. Si no la extensión práctica que la disciplina ha alcanzado (más que nada en nuestro país) y su relación con TODO.
A veces, por el solo hecho del esfuerzo que supone el estudio, uno se aferra a lo aprendido. Respeto eso. Pero no tolero el fascismo de la insistencia, la predicación.
Cuando visiones de castración y temores (como si una buena chupada de verga fuera un peligro para mi virilidad) intentan opacar mi placer, crear mala conciencia o culpa, cuando intentan imponérseme, busco una salida. Básicamente porque mi sistema de humores no tolera la represión, digamos, la formación de una represa. Hay que fluir, hay que dejar que las grietas y fisuras devengan estallidos.
El sex appeal de lo inorgánico, de Mario Perinola es un intento de fisura.
Gracias, siempre, por comentar.
Bien dicho, carajo. Nada de genitales.
Pero debo confesar que me dejo pensando eso de la posibilidad de ser castrado en cualquier momento. Yo igualmente con "pete" no me refería a la felación, sino al cacho e carne.
Que comentario baladí, perdoneme Don Diego.
Una última advertencia: cuidado con los Bucay.
si banalizar la psiquis es la acción contraria a adorarla como a un semidios, independiente de que además estoy de acuerdo, me parece fantástico.
parece que la psiquis es una dimensión que cierra más mundos de los que abre. aunque eso lo quiero pensar mañana. hoy no.
besos.
interesante...
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