Es un poco lo mismo de siempre, se sabe. La cosa no cambia demasiado, aun cuando cambia demasiado. ¿Para qué esperar entonces? Para no parar. Uno espera para no parar. Si se parase, si en verdad se pudiera parar, pero no se puede.
Querer es esperar. Digo, querer al otro. Igual se me había entendido, ¿no? Se lo aclaro para reforzar, me gusta que algunas cosas queden claras, que no se dude sobre lo que yo dudo.
26 de diciembre de 2007
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7 comentarios:
No entiendo. Querer es esperar qué? a uno mismo, a los propios sentimientos y emociones? estoy desfasada de mis emociones y tengo que esperarlas? y entonces el otro qué? también espera? porque a su vez estaría sumido en el mismo proceso de espera y tal vez espera otras cosas, distintas, ni mejores ni peores, distintas.
Lo que no puedo parar es de preguntarme. Ponéle que se pudiera parar: ¿Qué pasaría si paro?
Parar...
Aunque no se puede esta bueno hacer de cuenta q si.
Creer en el "no cambio" y que la consiencia de esto traiga ¿el cambio?
Amar sin querer?
o mas de lo mismo...
daaaale!! no me pinches el globo!
Un poco de fe.
Lucía, Alex, Diego:
No hay falta de fe. Hay una negación del tiempo como fragmento y del amor como momento.
Creer en el intermedio, en la transición, me parece parte de un imaginario que tiene una falsa esperanza: la esperanza. No hay espera posible en la no detención del acontecer.
Se ama en la imposibilidad de esperar. Se quiere hoy, la promesa de amor siempre es infundada.
Me resulta muy difícil escribir lo que apenas es una noción. En cambio querer me resulta mucho más fácil, aunque se fragiliza en la expanción. Digo, que me da la sensación de que el amor se manifiesta en actos focales puntuales, dejando, en esa precisa manifestación, al descuido otros amores, lejanos, más bien alejados por nuestra natural limmitación temporal/espacial. El afecto no tiene otro límite que el objeto. Se puede querer muhcísimo, pero hasta ahí. Luego muchísimo, pero hasta allá. Y así vamos.
Beso.
clap clap clapíclap al comentario.
me gustó, por un instante y sin promesas, sin esperar promesas y dejarse llevar en la expansión del instante, me gustó.
nunca la palabra instante había tomado tanta fuerza y profundidad como en este blog. los instantes eran espacios que recorría hace tiempo sin aprehender su profundidad (aunque la intuía). será por eso que en cada texto-aquí me acomodo como en el sofá de la salita.
creo que es más facil arremangarse, ponerse uno a querer por ahí (querer al otro, por supuesto) y dejarse de pensarla tanto...
...no?...
Sí Lale, tiene usted verdad (y lo hago). Pero en algo hay que pensarse. Y créame que muchas veces me harto. Igual son meras pelotudeces. Je.
Si uno se creyera esas solemnidades viviría empaquetado en palabras.
muy lindo
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