8 de enero de 2008

En prejuicio de lo dicho.

La asociación de la palabra con la verdad y la del silencio con la omisión son exageraciones que la más de las veces se utilizan con mala intención. Son ideas falsas que, manipuladas por resentidos y miedosos, buscan anular la Experiencia (tanto la vivida como la por vivir).

Alguna vez se me dijo que era deshonesto no por lo que decía sino por lo que callaba: el fascismo de la lengua, el cerco de la palabra que de-limita la Experiencia Existencial que de por sí es intransferible (aunque no por eso imposible de compartir. De hecho la Experiencia es un compartimiento del Otro).

Preservar la Experiencia de su Ser Contado es fundamental para preservar su huella lo más intacta posible (el relato es un transitar los hechos al tiempo que un hecho en sí; ambas características adulteran la Experiencia). Incluso el contarse a sí mismo, lo que podríamos llamar la intrasubjetividad, puede alterar la Experiencia vivida.
En cuanto a la exposición intersubjetiva, el contarle al otro, bueno, ahí el deterioro puede ser incluso peor; porque más allá de la conocida frase que en defensa propia nos decimos: sí se nos puede quitar lo bailado. Repito: sí se nos puede quitar lo bailado. El tiempo pasado (prejuiciado como espacio inaccesible), no nos resguarda; la palabra, sus tiempos verbales, su plasticidad mórbida, invaden toda espacialidad. De la potencia de ella, de su ofrecimiento infinito para modular los recuerdos y moldear el futuro, hay una salida. No, no hay una salida. Sería más bien una política de relacionamiento, un enfrentamiento más Existencial y menos Ideal.

En la diferencia entre el silenciar y el callar, ahí trato de pararme. Me explico: jamás propondría al silencio. Sería esa una postura de refugiado. El silencio como refugio es inaceptable porque también es un límite para la Experiencia. En parte hay que adiestrarse en la no necesidad de contar: llegar hasta ignorar que se está callando. Hay que evitar la sustitución que se hace con la palabra, y sostener la posibilidad y el derecho límpido de la Experiencia: facilitar el percepto, y luego, bastante luego, entregarse discretamente a los vientos del Concepto. Y conceptuar, claro, solo con quienes navegan en la misma dirección que nosotros.

Yo trato, con muchísima dificultad, de usar la palabra con la mayor conciencia posible de que ella, en cuento puede, hace uso de mí. ¿Equilibrio será la clave? No. Sería más un desequilibrio, un arrojarse de continuo. El lenguaje no debe ser una escalera sino un trampolín; subir a la nada agota, saltar a lo posible inspira. Para ser más claro, si usted viene de una orgía, no se lo cuente a su madre.

8 comentarios:

Alex dijo...

el remate: fantástico.
el posto en general: me encantó.
esta frase: Y conceptuar, claro, solo con quienes navegan en la misma dirección que nosotros. No se en qué sentido lo decís, si la leo linealmente, se me ocurre que es imposible conceptuar solamente con quienes van en nuestra misma dirección, a veces de los desacuerdos conceptuales surgen grandes y duraderos vínculos.

Mr. Verloc dijo...

Por fin me parecía que entendía por completo uno de sus textos y ¡zas! Ud me viene con ese final.
No se preocupe, lo releí.
Si uno, digamos, se somete a no hablar durante un tiempo prolongado, un par de años digamos, por el motivo que sea (deportivo, fe, tedio, voluntad) y luego, un día exacto, abre la boca y habla otra vez ¿no llegaríamos así a una experiencia lúcida a traves del silencio?. ¿ O sería una pérdida de tiempo?. Se lo digo porque a mi me gustaría quedarme callado un par de años.

Alex dijo...

lúdica, para mí que en vez de lúcida es lúdica

Victoria dijo...

gracas por el ànimo =)


(no me mudè ... sigo en sienesardientes )


besoot

dijo...

Hola! buscando encontré tu blog, está muy bueno e interesante! voy a pasar seguidoooo!

Rox

Donato dijo...

Hermoso texto. Este y el anterior, geniales.

Diego dijo...

Gracias por los comentarios.

Abrazo.

microcosmos dijo...

leerte así se vuelve, fácilmente, un vicio. de los buenos.

pd. omito otro tipo de comentario en referencia a cualquiera de los conceptos que referencias, tan hábilmente, a la experiencia... entenderás que mis neuronas duermen (y no exagero si digo que lo hacen desde que las puse en funcionamiento, años atrás).