¿Conocemos la magnitud de nuestros dolores amorosos? No creo que podamos, en tanto tampoco conocemos la de nuestra capacidad amatoria. “Te quiero hasta el cielo”, ok.
Digámosle angustia al límite de la elección amorosa unitaria y cultural. Tengamos cuidado de ese enamoramiento feroz que por totalitario nos lleva a un futuro decepcionante; evitemos unir la etología que emerge indómita con una psicología idealista y romántica.
Buscarle un fin al sentimiento amoroso, tratar de conducirlo, pretenderlo funcional, lleva directo al dolor. Una relación empieza por volverse incómoda cuando al querer se lo deforma en proyecciones; acomodando el futuro desacomodamos el presente. Inclinarse hacia delante parece inevitable, pero tratemos que modere la razón el arrojo de la pasión.
La utopía del Uno, del Elegido, acota la infinita generosidad del sentimiento amoroso (siempre inconcluso); pero ojo, la ideología del amor libre tampoco ayuda: lo hace banal hasta dejarlo en la aridez post-orgiástica, allí, donde callados y secos acaban los cuerpos sin afecto.
Sabemos que el miedo se opone al amor, y también sabemos que pesa tanto el arrepentimiento por lo hecho, como por lo no hecho. Lo que queda ante este cliché discursivo del perdido por perdido, es un movimiento “des-esperado”, es decir, un dejar de esperar, una puesta en marcha de una política anti-nostálgica y anti-bovarística. Es imperativa la anulación de instancias temporales que nos corren del eje existencial: no hay que mirar ni atrás ni adelante, sino alrededor.
El movimiento es un inconcluso, y acompaña bien a la dinámica del sentimiento amoroso. Tengámoslo en cuenta.
“Muchas palabras, montañas de palabras. Y amor es una sola palabra. ¡Qué poco es amar!” Antonio Porchia (inédito).
16 de abril de 2008
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9 comentarios:
alrededor...y se me vino a la mente un aquí y ahora existencial.
eso de ser monogámicos es un condicionamiento cultural que de tan arraigado hemos naturalizado.
en fin, da para el debate.
No hay que olvidar, Alex, que el debate es una forma de postergar.
visto así, sí. pero he sido partícipe de debates que concluyeron en acciones muy fecundas.
Hayyyy, qué difícil es tratar este tema. Qué difícil es también saber si en realidad uno ha comprendido correctamente el pensamiento del autor.
El hombre por naturaleza camina mirando hacia adelanrte, cuanto menos para no tropesarse, ¿cómo no mirar lo que podría esperarnos adelante cuando encontramos? ¿Cómo no desear? Y a su vez, ¿cómo hacer para que estas proyecciones no nos desdibujen el presente? ¿Cómo distinguir siempre una potencia real de una proyección por idealización?
Estarse quietos es también hacer algo. Mirar alrededor también puede retrotraernos y hasta visualizarnos más allá. Veo esta flor que me recuerda a aquella flor; veo esta flor y me imagino mi jardín precioso cuando florezcan en verano todos los jazmines.... Nada tiene una continuidad lineal. Menos el amor.
Emma tuvo lo bueno y tuvo lo malo. No contentarse con un amor que no la colmaba e correr a un amor que, de tan idealizado, no le permitió vislumbrar que sus aspiraciones se terminaban en el mismo instante en que ese amor puedo poseerla. Y allí murió todo deseo...
Diría Manuel Mandeb: "sólo el amor pasajero es eterno. Es amor que se va, pero nunca muere. Las ausencias hacen que los amores duren por siempre".
Pero ni esto es bueno en su totalidad (aunque haya servido y sirva mucho al arte la presencia de un amor imposible).
El amor... vivirlo hoy y concretar ideas a corto plazo, no más? Podemos hacer eso? Si desde niñas sabemos cómo será nuestro vestido de novias, cómo se llamarán nuestros hijos... (barbies por el momento)... Aunque es cierto que jamás las cosas suelen resultar como las soñamos...
No se, la duda es la vida, saber es morir?
Muy buen post.
Saludos.
Alex: Qué suerte que tenés, jamás vi o participé de un debate fecundo.
Alguna: lo que planteás de aquello que se nos enseña desde pequeños es cierto. La educación sentimental es uno de los formateos que tenemos. Y es factible de ser modificado. Yo participo en la idea de abandonar el cuerpo (material-conceptual-espiritual) judeo-cristiano-"freudiano", en pos de una construcción más innmanente y solidaria con nuestros deseos y potencias.
A colación de esto que decís sobre el vestido de novia, las barbies, etc, me acuerdo de una frase de Capusotto: "Sabés, nena, por qué el principe azul está azul? Porque está muerto".
O sea,
estamos en el horno,
de una u otra manera.
:)
(...)Una relación empieza por volverse incómoda cuando al querer se lo deforma en proyecciones(...)
me encanto!
Jjjajja, qué grande Capusotto.
el otro dia le dije a mi analista que necesitaba una explicación filosófica más que psicológica de mis "cuestiones existenciales". Creo que este post puede disparar unas buenas reflexiones a mi interior....
(lo cierto es que más lo pienso y más me angustio)
saludos!
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