Lo uno. (buscar y no encontrar) Introducción:
Me siento, como de costumbre, a pensar. Pasa una hora. No encuentro nada para decirme. Me esfuerzo. Y anoto:
No tengo nada para pensar. Otro día me ocuparé sobre esta nada. Pero falsamente, puesto que pensar sobre la nada es esto mismo y no aquello que pretenderé hacer.
Hoy me pregunto: de la infinitud de cosas sobre las cuales podría haberme ocupado, ¿porqué no me sucedió ninguna?
¿Qué uso hacer de un condicionamiento intelectual?
Lo otro. (encontrar y no buscar) Introducción:
Camino el domingo por la tarde. Paseo. Esa distensión es lo que quiero. Y sucede:
Un sonido de rajadura abre el cielo. Miro hacia arriba y un F-86 Sabre rasa Ciudad Jardín. Lo sigo extasiado hasta que un punto plateado se apaga en el horizonte.
Hoy me pregunto: de los infinitos acontecimientos, ¿debe un anacrónico caza activar mi más profundo deseo? Nadie sabe lo que yo sobre la alteración que un avión me provoca.
¿Qué uso hacer de un condicionamiento existencial?
Existieron ambos momentos. Pero su carácter improbable abren la puerta de la probabilidad, que no es relativa, sino absoluta.
Es decir, no pensar nada, no volar jamás. Y sin embargo, así como sucede eso, podría no suceder. La posibilidad de, ese sigue siendo el punto central. De la nada al algo, ¿qué se pasa? El azar es una forma de la esperanza.
Pero la entrega no puede ser absoluta. Si somos plenamente consecuentes con el “que sea lo que tenga que ser”, la inacción sería fecunda.
Por tanto, no podría ser un hombre libre. Necesito servir. Sobrevivir es servidumbre. Sobrevivir es sobre-servir a cualquier acontecimiento. Hacerlo designio: a cualquier signo, darle una acción.
La libertad jamás es una. Creo en los límites, cómo no. Y eso es también un uso de la libertad, del condicionamiento.
La libertad, como condición de si misma, es el punto donde se anula para volver a reinventarse. La libertad, desde el momento que no es absoluta, nos permite desprendernos de ella.
Aceptando a la servidumbre como ejercicio de la libertad, es que se propician espacios de existencia inéditos. Las heterotopías, esos “otros lugares” que Foucault mencionó responden de mil maravillas a los usos de la libertad. Es que el Ethos de Michel sería la Libertad: “No sé si hace falta decir hoy que el trabajo crítico todavía implica la fe en la Ilustración; pienso que sigue necesitando el trabajo sobre nuestros límites, es decir, una labor paciente que le dé forma a la impaciencia de la libertad”.
15 de octubre de 2008
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2 comentarios:
no puedo decirte más que excelente, me gustó muchísimo esta reflexión. así que disculpá que no pueda agregar nada que inspire un debate o al menos un intercambio medianamente ingenioso de mi parte.
Gracias Alex, y no te hagás problema.
Beso.
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