3 de marzo de 2010

Otra fase de la angustia; del viajar y la precipitación en un hábitat Otro.

El rostro es una construcción facial. El hábitat siempre es otro, como nuestro propia facialidad, a la que el tiempo cambia, o la luz.




Sea incluso que: un viaje, en el Tiempo, tiene una función condensatoria y, todo lo vivido hasta ese entonces, vale por el lapso de ese viaje. (Es decir) También, a la vuelta/final del mismo, seremos lo que hemos sido siempre, pero, con un conocimiento del Yo que difiere al que teníamos; lo que hemos de producir en nuestra experiencia de viajante es un efecto narrativo que, en consecuencia, nos modificará retrospectivamente.




Nuestro pasado cambiará y desde allí, desde esa figura fantasmagórica, proyectaremos un presente, contemporáneo a la experiencia del viaje, que nos da la sensación de estar viviendo algo importante, a nivel de un Acontecimiento revelador. Esto es falso: ningún viaje nos revela nada respecto a nosotros.


Fui al río.

Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.

Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

Juan L. Ortiz.

5 comentarios:

Mr. Verloc dijo...

Estos posts cortitos son muy buenos.
"ningún viaje nos revela nada respecto a nosotros". Eso está muy bien, nada más absurdo que esas minas que se van de viaje a la India y vuelven con una aire místico (y algunas enfermedades), es un acto vanidoso buscar en un viaje algo espiritual. ¿acaso ya no sirven las postales?.

Me acuerdo del cuento de Borges, Utopía de un hombre que está cansado. El hombre del futuro le cuenta que renunciaron hace tiempo a los viajes espaciales.

"Nunca pudimos evadirnos de un aquí y de un ahora.
-Además, todo viaje es espacial. Ir de un planeta a otro es como ir a la granja de enfrente. Cuando usted entró en este cuarto estaba ejecutando un viaje espacial. "

Mr. Verloc dijo...

Con respecto a "El rostro es una construcción facial", Sábato dedica toda una página a refutar su idea. A mi no me gusta Sabato, así que le voy a dar la razón a usted.

Diego dijo...

Gracias por la referencia Borgeana, Verloc. Ya que menciona a Sábato y su refutación, podría decirme qué página es esa?

Mr. Verloc dijo...

Respuesta tardía, me costo bastante encontrarlo porque no me acordaba la frase. Está en Sobre heroes y tumbas.
"Ya que no bastan -pensaba- los huesos y la carne para construir un rostro, y es por eso que es infinitamente menos físico que el cuerpo: está calificado por la mirada, por el rictus de la boca, por las arrugas, por todo ese conjunto de sutiles atributos con que el alma se revela a través de la carne..."

Cuando la leí, hace muchos años, me gustó mucho. Ahora no tanto.

Diego dijo...

Concuerdo: el rostro es más que la suma de las partes creemos lo componen. Aún así, esas partes son su carne. Tan suya que al correr de los años ya no nos pertenecen ni siquiera en la memoria. Y cabe sospechar si lo que fue tiene un valor de alma ya que ni así persiste.


A mí, los que intentan, los que se esfuerzan en establecer una disociación entre el alma y el cuerpo, me parece que están meando fuera del tarro: a los efectos de evitar el patetismo son malos. Y la hinchazón, sea de un ojo como de un sentimiento, no es buena para nadie. Pero sobre todo, no representan lo que somos: un presente mutable.

Gracias por recordado la frase.