20 de septiembre de 2010

Seriedad y sentido; una cosa medio tirada de los pelos.

Exordio moderado: si no vio “Un hombre serio” de los hermanos Coen, vaya a hacerlo y vuelva. Pero si insiste en leer este texto de todas formas, sepa que no es tan grave perderse la película. Pasa que creo que esto se me originó allí, cuando la vi, hace un par de meses atrás.




La seriedad, como el cinismo, es una operación de distancia; una forma de ubicarse en la emergencia de la realidad.

La operación de la seriedad se constituye en una triangulación por:

• el acontecimiento que debe ser tomado de alguna manera,
• el acontecimiento tal como lo toman los otros,
• y como signo de interrogación de nuestra identidad.

Sobre el último punto, y a propósito de que nos definimos en la relación que tenemos con las cosas, surge la emergencia de una toma de posición. Y en este esfuerzo de aprehensión surge el sentimiento del ridículo; porque pone de manifiesto la ridiculez del objeto tal como lo toman los otros en SU seriedad.

La seriedad es una lucha contra la normalización. Actitud que deviene de la libertad de sentido: porque más allá de que uno CREA en algo, sabe que las formas y grados de creencia son tantos, y tan sutiles, que opta por estacarse en un lugar, no porque otro sea inconveniente, sino porque hay que estar en ALGO. La normalización se rechaza porque propone un solo algo: es una cuestión de número no de cualidad: el sentido de la seriedad es hacer notar el valor numérico, el de la ridiculez, hacer notar lo cualitativo.
Pensar seriamente sobre la seriedad lleva a la paradoja y acaba por hacerse risible el análisis: si no queda claro: la seriedad es una lucha contra la normalización y es, al mismo tiempo, una forma de normalización. También, si en esto veo ridiculez, es por frustración del pensamiento como forma de validar la existencia. Por eso la seriedad y el cinismo están tan emparentados.

Lo que de todo esto no se toma a la ligera es el esfuerzo. Lo que hace seria a la seriedad, es el esfuerzo. ¿Cómo tomar a la ligera lo que en su etimología es grave?

“Al interrogar luego a la etimología, encuentro que esa palabra (…) viene, a través del bajo latín seriosus, del latín clásico serius, que, (…) proviene a su vez de un radical ser- o swer- común a las lenguas indoeuropeas, y que se haya así mismo en el origen de la palabra alemana schwer, que quiere decir pesado. La palabra serius significa ya serio o grave.” En busca de la seriedad. De J. L. H. Thomas.


La posición en que nos pone la seriedad, como seres comprometidos (ridículamente) con el espacio y el tiempo, no es tanto una coordenada en el mapa cultural, como una distancia entre la realidad y su lectura. La seriedad funciona las veces como máscara. Y vuelvo sobre la seriedad de la mujer que se maquilla (que mencioné en el posteo anterior): el maquillaje puede ser la forma de ridiculizar la lectura que del rostro nos quiere hacer el otro.

“En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.” Roberto Arlt, en unas breves palabras con las que prologa su obra Los lanzallamas.

1 comentario:

Alex dijo...

se puede ser ridículamente serio o no??? yo me inclino más por el seriamente ridículo, de todas maneras, el ridículo ha sido evitado desde tiempos inmemoriales como la misma plaga. Demasiada solemnidad. Mi hija lo soluciona con un "estoy bien estoy bien" onda Syd (el de la era del hielo) pero porque todavía es chica.
Yo voy bailando por la calle y te miran Die, lo mismo en la cola de los super porque matizo las cuadras y las esperas escuchando música y a la gente la felicidad ajena le molesta. Sobre todo en una cola interminable con una tarada adelante que tararea y baila como si estuviera sola.
Genio Arlt