17 de julio de 2007

Los Simpson y: cultura siglo 21.

Para el historiador argentino Tulio Halperin Donghi, el siglo 20 comenzó en 1929 y finalizó 1989. Los eventos determinantes fueron el crack de la bolsa de New York y la caída del muro de Berlín, respectivamente. Esto nos dice que la historia está más bien representada por signos cualitativos y que la cronología está supeditada a aquello que señala. Es decir, vale tanto más el acontecimiento que la fecha. Sin embargo, el tiempo es una variable que no podemos evitar (sea acaso porque hemos de morir), y la asignación de valor a ese acontecimiento, otra (sea acaso porque necesitamos / somos - expresarnos / expresión). Con esto no digo mucho, más que toda selección es necesaria y caprichosa aunque no por eso desvinculada y acriteriosa.

La historia nunca es lo que pasó, sino lo que pasa ahora con lo que pasó. Y la futurología nunca es lo que va a pasar, sino lo que pasa ahora y creemos va a pasar. Yo en este caso voy a hacer futurología histórica, es decir me voy a remontar al futuro para enunciarlo como pasado. ¿Para qué? Para que pase. ¿Por qué? Porque me interesa generar riqueza, en todos los sentidos, y creo que esta es una manera de hacerlo.

Generalmente los acontecimientos mundiales que marcan a la humanidad pasan desapercibidos o débilmente percibidos por su época, por lo menos en cuanto a sus implicancias. La importancia y magnitud suelen incrementarse en la restropectiva (que siempre es comparativa). Pero en este caso es distinto, el fenómeno desbordó a su siglo y las implicancias ya comienzan a tomar forma. Ha llenado su recipiente temporal y se ha volcado más allá, llevando su caudal a orillas de otra temporalidad, que para no exagerar (y porque también quiero que se acabe y que dé lugar a otra) delimitaré al siglo 21: Los Simpson.

Shakespeare, Cervantes, Dante (en verdad no debería referirme a ellos sino a Hamlet, El quijote y la Divina Comedia), ¿cuál es el común denominador que las arrojó, como a Los Simpson, más allá de su tiempo? Que no lo tenían desde un principio.
De alguna manera podemos hablar de anacronismo, pero de un anacronismo sincrónico. Porque este fuera-de-tiempo incluye, contiene, al no-tiempo, lo que en definitiva le permite acoplarse a cualquier temporalidad y generar la sincronicidad. Sincronicidad que las convierte en una matriz de acontecimientos impredecibles. Sincronicidad que las hace pertinentes y oportunas en todo momento y lugar; universalidad, Kairos y Aión. Esta característica de anacronismo sincrónico es una línea de fuga variable que corta a las obras dándoles trascendencia. Digo que las corta y que son variables porque su unidad es la fragmentación, la escisión. La generosidad de esa constitución es la falta de un centro específico, de un argumento (uno solo), lo que nos permite, de alguna manera, ser los protagonistas, y no como interpretadores, no, sino como organismos vivenciales. Todas esas obras trascendentales son nosotros, pero a condición de que nosotros seamos la obra; el efecto es un tercer ente, el que arrastra obra y obrado. Es la humanidad, pero no como un concepto general, unificador, sino como una multiplicidad de individuaciones que van más allá de los sujetos para abarcar a los objetos, los fenómenos, y la comunicación que entre todo hay, o podrá haber.

Es por ello que cualquier intento de reducción de Los Simpson está condenado a fallar; no sería en rigor una enunciación plenamente falsa, sino semi-cierta. Podemos decir que todo lo que se diga de ellos es cierto. Los Simpson tienen otro punto en común con las grandes obras: poseen una estética rupturista, y con un plus: son la primera caricaturización que textualiza visualmente y en movimiento continuo (una cantera profunda para la semiótica visual). Esta ruptura estética, al abarcar también lo cinético, ofrece la posibilidad de captar y crear otros signos de y con la obra. Y en esta expansión se puede encontrar parte del material para realizar un tratado estético nuevo, o al menos sentar sólidas bases. Bien y mucho se puede aprovechar esta primer obra no tradicional trascendental. Abrá que experimentar, no hay precedentes, es el debut del medio audiovisual en cuanto a soporte de una obra artística sin parangón.

Esquizogenia.
Siéntese a ver un capítulo. Ponga el juicio en punto muerto, saque su mente de foco, relaje los sentidos. Y luego, solo luego, vuelva sobre lo visto. Deténgase allí, donde la hilaridad se había producido, donde su atención se había contraído. Aproveche esos puntos de tensión para producir lo que quiera. Pues esos puntos, con los cuales se teje el entramado de toda la serie, son material para artistas, proteína para curiosos de cualquier índole, y genitores de filosofías.

Material para artistas: artesocopía, neo-fotografía pop.
Estoy seguro de que si congeláramos algún frame de los 24 que nos dan Los Simpson a cada segundo, obtendríamos cuadros de valor artístico. A esta acción artística yo la llamaría arteoscopía. El artista arteoscópico generaría obras artísticas solo con observar y señalar: “¡arte!”. Es más, la selección de un frame sería solo una de las formas de este arte. Podría desarrollarse también la edición arteoscópica, que sería el resultado de una edición de diversos fragmentos de Los Simpson a criterio del artista. En primera instancia podría relacionarse este tipo de expresión con el arte pop, pero supongo no sería del todo acertado, ¿qué sucede si, por ejemplo, seleccionamos algún frame donde Homero está con Andy Warhol y este lo ataca tirándole sus Campbell's soups? Tal vez nada. Igual reconozco que hay varios puntos donde se toca con el arte pop. Y también con la fotografía, ya que de alguna manera, la selección de la imagen a sustraer de Los Simpson es análoga a la que hace el fotógrafo con su entorno. Este método arteoscópico podría llamarse neo-fotografía pop. En cuanto a las semejanzas con este movimiento artístico, si seguimos el postulado del crítico y filósofo del arte Arthur Danto, ambos (el pop y la artesocopía) estarían fuera del relato artístico tradicional. Los Simpson, como los artistas que trabajen sobre ellos, serán entonces, deudores del fin del arte tal como él lo postula. Pero no mucho más allá de ese fuera-del-arte debería ir la similitud. Sobre esto no quiero hablar más, siento que los estoy delimitando demasiado. La idea es mostrar que puede haber caminos artísticos, pero no que, necesariamente, los mencionados los sean.

Proteína para todos: Robert Márquez, García Pinsky, y la mezcla creadora.
Es enorme el poder proteico del cual todos podemos ser beneficiarios. En casi todos los capítulos hay referencias y guiños a todo tipo de artistas, políticos, científicos, culturas, etnias, religiones, eventos modernos, actuales e históricos, y más; Robert Pinsky, uno de los poetas de la literatura estadounidense contemporánea más reconocido, envió una nota a los creadores de la serie: “Queridos guionistas de Los Simpson, gracias por haberme incluido en uno de sus episodios. Ahora por fin la gente piensa que soy importante". Y no es para nada irónico, él mismo es un fan y sostiene que son la única serie que penetra en la naturaleza misma de la televisión. Yo mismo acabo de conocer a Pinsky por la serie. Y vaya a saber cómo influye en mi vida. El otro lado de la moneda, o el reintegro cultural que Los Simpson hacen a la Literatura norteamericana es, por ejemplo, la mención de García Márquez, referente literario latinoamericano que no dudo se desconoce bastante en la cultura norteamericana; Homero Simpson lo menciona como coartada ante el FBI, dice: “Estaba en el club de caballeros, leyendo a García Márquez y jugando al dominó”. Igualmente Los Simpson no son un ida y vuelta entre dos culturas, no son bidireccionales. La relación es mucho más compleja. Su proyección global hace que las consecuencias culturales sean tan prolíficas y sus asociaciones tan multifacéticas que es imposible medirlas o preverlas.

Sobre esto último hay un hecho que me ha llamado poderosamente la atención; en ocasión de las últimas elecciones para jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Los Simpson fueron propiciadores de una amalgama artístico-político-filosófica única: sobre una pared del subte (soporte devenido medio del marketing político de guerrilla), había pegado un panfleto con la caricaturización de uno de los candidatos (Mauricio Macri) pero con la estética de Los Simpson y con la expresión característica gestual y verbal de premeditación maléfica (uniendo la mano solo por la yema de los dedos y diciendo “excelente”) de uno de los personajes de la serie (Montgomery Burns). La fuerza simbólica y la síntesis que esa pieza posee, logra, estoy seguro, comunicar muy eficazmente, y a un público despolitizado y arisco a la dirigencia política, aquellos valores o anti-valores que los opositores de este candidato han querido transmitir.




Otro ejemplo. Mientras redactaba el último párrafo hice una de mis incursiones por diferentes diarios digitales. Di con esta nota que no hace más que reforzar lo imprevisible de las consecuencias relacionales de Los Simpson: “El Gigante de Cerne Abbas, la silueta desnuda de 55 metros realizada en piedra caliza en las colinas de Dorset, al sur de Inglaterra, es un símbolo de fertilidad que desde hace cientos de años atrae a mujeres de todo el mundo con la esperanza de quedar embarazadas. Ahora, como parte de la promoción de la película de "Los Simpson", los publicistas de la Fox dibujaron un Homero en calzoncillos tan grande como el Gigante pero con unos valores algo distintos de los que representa unos de los símbolos de la espiritualidad antigua”.




Hay una mención muy simpática respecto al poder tentacular y campo de acción de Los Simpson: en un episodio de South Park, unos de sus personajes (Butters) ingenia una variada lista de malévolos planes para conquistar al mundo. Todos ellos se frustran porque su ayudante le recuerda que “Ya lo hicieron Los Simpson”. Otro dato: el Diccionario Oxford ha incorporado a su vocabulario la expresión “D’oh”, lamento usual de Homero Simpson cuando recibe un golpe o algo le sale mal. Y podría haber más. Veremos qué pasa en el futuro con la adjetivación. Porque así como existe lo Dantesco bien podría crearse lo Simpsonesco. Desconozco lo que designará, pero eso no lo niega, a su tiempo los Florentinos desconocían lo Dantesco.

Genitor de filosofías: concepto-potencia.
Este texto es otro ejemplo de la fertilidad que pueden generar Los Simpson. De ellos me serví para ejercitar el pensamiento, para ensayar sobre la creatividad, la cultura y para alimentar una política personal, aunque general, de expansión. Me sirvió, en parte, (y esto es lo que creo permiten en esencia Los Simpson) para gestar y moldear conceptos-potencia (la misma idea de concepto-potencia es un ejemplo de sí misma). El concepto-potencia es la concepción de una idea, original o no, aplicada en el mismo ámbito de su gestión o no (puede ser un concepto derivado de la biología pero aplicarse en otro campo disciplinario) que permite una potenciación, o bien de otra idea (para fortalecer una línea de pensamiento), o bien combustionando a la voluntad para la concreción directa de un deseo o anhelo específico.

El concepto-potencia es una herramienta imaginaria y real, abstracta y concreta, vital y descartable. El concepto-potencia del concepto-potencia es la puerta que los personajes de caricatura dibujan en el vacío para escapar (tradicional recurso que obviamente es parodiado en Los Simpson; Bart y Lisa escapan de Itchy & Scratchy -el gato y el ratón que en la serie llevan el rol de caricaturas- haciendo uso de ese artificio).

Sí, crear es huir. Enfrentar es problematizar. Persistir es morir. Al conflicto no hay que darle la cara, sino mostrarle el culo. Y casi ni eso, porque apenas debería vernos escapar. Hay que ser un idiota lúcido, un Forest Gump a conciencia o a semi-conciencia (cosa que en Los Simpson, por supuesto, ya se hizo; Homero imita a Forest y el jefe de policía amenaza con detenerlo por imitar un personaje cinematográfico). En muchos aspectos, si nosotros imitáramos a Homero o a Forest iríamos también presos. Prisiones morales, prisiones éticas, prisiones estéticas, prisiones. En respuesta: el concepto-potencia. Porque lo que se mueve no conoce de prisiones. Lo que deviene no conoce de libertad, no la necesita. Con Los Simpson ganamos eso: el territorio de una dinámica infinita. Que no es poca cosa, sino, más bien toda. Toda la cosa.


Update. Su servidor, simpsoneado.


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11 comentarios:

Alex dijo...

bueh...cuando me dejás sin palabras me dejás sin palabras.
si te mando un beso desde el futuro qué te parece que pasará???
por las dudas te abrazo aquí y ahora.

キリスト のぶこ dijo...

me gusta tu forma de redactar, y de pensar.
bello blog.
muy interesante.

C+

Alejandra Dening dijo...

Buen "ensayo", pero esperaba un texto en pasado, de acuerdo con tu segundo párrafo. Creo que está todo en presente, no sé, no entendí entonces... ufa!

Victoria dijo...

agradóme leerte!


un beso

Alex dijo...

no es que tenga más palabras que antes pero quería decirte esto: no sé si Los Simpson sí o no, en definitiva los miro poco y nada aunque eso no quiera decir que no me gusten pero no les doy la trascendencia que vos, eso seguro.
A pesar de eso, todo lo que decís me parece interesante y me gustó que pudieras traducir a Gramsci cuando decís "la historia está más bien representada por signos cualitativos". Y esta frase "el territorio de una dinámica infinita" para mí es la vida, toda la vida y ahí sí, también están Los Simpson.

Rafael Cippolini dijo...

Muy buen posteo.
Mis congratulaciones.

Colegio Patafísico de Santiago dijo...

gracias por la bienvenida patacamarada y por la gran panza amarilla de homero simpson.

pasate por nuestro sitio:

http://colegiodepatafisica.blogspot.com/

Diego dijo...

Cómo no, me paso. Gracias por pasarme.
Y gracias, Rafael, por esas congratulaciones.

Anónimo dijo...

Todo dicho... d'oh!

Y lo de García Marquez... lamento pensar que el comentario de Homero se debe a una mera traducción mejicana de un comentario más yanqui, que probablemente incluyó a un autor desconocido por nuestros pagos, por lo que se lo reemplazó con el nobel colombiano...
Quiero creer que, por el contrario, SÍ se le hizo justicia a otro gran autor latinoamericano cuando Lisa dice "Pablo Neruda dijo que la risa es la ventana del alma" y Bart le responde tajante "Conozco la obra de Pablo Neruda", a juzgar por el movimiento coincidente de los "labios" de Bart cuando lo dice...

...En fin, me gustan los Simpsons :), muy buen blog

Diego dijo...

Gracias Lale por recordarme lo de Lisa, recuerdo haberme reído con esas líneas. Volvete cuando quieras.

Alexis dijo...

mirando los simpsons pienso que rebelde ! y después veo que es el mayor éxito comercial de USA y todo el mundo ! filosofía de los simpsons ! tamos cada vez más gringos
salutti, lindo blog