El presupuesto de la plena libertad está en la nada. El lenguaje es una posibilidad de su enunciación, la otra, el silencio. Y es menester mantener abierta la sospecha: el diálogo es posible solo en su juego, es decir en la alternancia del decir y no decir. Por lo tanto, el diálogo lo puede todo. Incluso, ser insuficiente.
La única manera de ganar tiempo es no morir en el intento de no perderlo. Hacer frecuente otras realidades es una manera de falsificar (y falsificar está bien) la noción de faltante que emerge como búsqueda de una libertad. Falsear, es decir, considerar falsa una realidad en tanto realidad única, es una estrategia feliz. Trasmutar el ideal inútil de libertad en una modesta atribución de libertades ordinarias es, no solo factible, sino simple y gratificante. Por ejemplo, con caminar evitamos el yugo de la Colesterolemia. Otra manera, un rico plato con Omega 3:
Salmón Teriyaki.
Ingredientes:
Salmón rosado con piel 4 porciones de 250 gr.
Aceite.
Sal y pimienta.
Azúcar 1 cda.
Jengibre fresco rallado 1 cda.
Mirin 2 cdas.
Salsa de soja.
Procedimiento:
En cada porción de salmón practicar un corte de 1/2 cm de profundidad, en forma de cruz, del lado de la piel. Esto evitará que durante la cocción la piel encoja y deforme la pieza. Luego calentar una sartén antiadherente de material grueso, o un plancha. Aceitar el fondo y dorar el salmón del lado de la piel. Dar vuelta sin romper la piel y dorar del otro lado. Pocos minutos antes de que el salmón alcance el punto deseado, darlo vuelta de nuevo y espolvorearlo con el azúcar y el jengibre. Dejar acaramelar durante unos segundos y flamear con el mirin. Dar vuelta el salmón una vez más. Verter la salsa de soja y dejar reducir hasta que se forme un caramelo espeso. Retirar y servir en el momento, con una ensalada fresca y arroz blanco.
18 de mayo de 2009
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3 comentarios:
buenisima receta, diego! eso sí, tan poco popular como las reflexiones que escribe, pero de este lado, intentamos seguirle el ritmo!
un beso!
Hola Sauria, pensé que te habías extinto despúes de tanto tiempo. Pero para alegría de tu dinasaurio porteño veo que no (estuve viendo algún que otro post tuyo y entendí que te avecinaste por ese motivo).
En fin, gracias por pasar. Y después te cuento si pude hacer bien el Salmón. Por lo pronto la receta es más fácil que el texto que le precede.
Beso!.
a mí me mató el progreso Diego! típico!! :)
y si, estoy transitando una suerte de proceso de porteñización, viene lento y peliagudo, pero viene..!
un besote, sí que te leo!
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