10 de septiembre de 2009

Incompatibles; un corto-ensayo, un corto-circuito (guión).

Abre plano y estamos en una casa tipo loft. Escuchamos una música incidental en off (subí este tema porque está bárbara la banda). Vemos en la cocina a un humanoide hecho de bits. Parece un avatar en 3D a tamaño real (no pretende ser hiper-realista en su diseño, su aspecto tiene cierta presencia a personaje de video juego). Vemos que está preparando un desayuno. A pesar de su aspecto incorpóreo (parece un holograma gigante) puede manipular objetos. Es decir, tiene incidencia física sobre su entorno.

En la otra punta del ambiente vemos a un hombre vestido de entre casa tomando el desayuno y usando su notebook. Percibimos una atmósfera de tensión.

Notamos que el humanoide prepara el desayuno con diligencia y elegancia. Tiene hasta el detalle de poner una pequeña flor en una bandeja. El hombre lo mira nerviosamente de reojo y trabaja sobre su computadora. Planos y contraplanos nos dejan ver que algo entre ellos sucede. La tensión va increscendo.






Ahora vemos una subjetiva del humanoide (clásica visión-pantalla donde se ven fluctuar los típicos parámetros de un “terminator”). Vemos que comete una torpeza y tira un vaso. Empieza a tener un comportamiento extraño, como si estuviese fallando. Mira al humano y lo evalúa brevemente. El hombre comienza a tipear más rápidamente en su computadora. El humanoide sigue en su fallar: intenta agarrar algo y vemos que no puede, que pierde su capacidad física de interactuar. Esto sucede de manera intermitente y por sectores de su cuerpo: a veces la mano le sirve para asir y otras es fantasmagórica (lo mismo con el resto del cuerpo). También notamos que otros objetos de su entorno, como por ejemplo una taza, están hechas de su mismo material y que titilan como fallando y perdiendo solidez.






Por corte vemos la pantalla de la notebook desde la subjetiva del hombre y podemos observar un software donde está el modelo en 3D del humanoide y la cocina. Nos damos cuenta que el hombre lo está manipulando como a un muñeco de vudú.

(Nota: cuando la subjetiva es del hombre escuchamos su respiración, y cuando es la del humanoide escuchamos un leve zumbido eléctrico).

Nuevamente vemos una subjetiva del humanoide que intenta comprender su torpeza mirando sus manos y tratando de tocarse a sí mismo (a veces puede y a veces no). Ahora vemos una subjetiva del hombre que lo mira. El humanoide está de espaldas y gira para mirarlo también. Por corte pasamos a la subjetiva del humanoide. Vemos que su visión-pantalla emite una alerta y late en rojo al ver a la computadora del hombre. Nos damos cuenta, junto con el humanoide, que el hombre es el causante de su fallar.






Ahora vemos un plano que incluye a ambos en cuadro. Vemos que el humanoide se lanza corriendo sobre él. Vemos que él hombre toca algo y el humanoide (solo él) comienza a moverse en cámara lenta. Mientras avanza a esa velocidad, el hombre sigue tipeando. Vemos que termina de ingresar una línea de comando y está listo para darle enter y terminar con todo. Sin embargo el efecto no es el esperado y el humanoide acelera increíblemente e impacta contra el humano.

Ambos se traban en lucha. La escena es violenta. Vemos que el humanoide sigue fallando y que algunos de sus golpes traspasan al hombre sin hacerle daño. De la misma manera, cuando el humano lo golpea, sus embates resultan inútiles.






La lucha continua con ferocidad. Ambos intentan alcanzar la notebook. En eso escuchamos un grito de “¡basta!”. Ambos se detienen. Por corte vemos parada en la puerta del baño a una muy bella mujer.

Ella los mira con hastío y resopla “son todos iguales”. Luego da la vuelta para entrar nuevamente al baño. Cuando nos da la espalda vemos que una taza de café vuela hacia ella (no sabemos quién de ellos la arrojó) y que pasa a su través sin hacerle daño (abriendo, de esa manera, un interrogante sobre la naturaleza de su existencia).

1 comentario:

Pg dijo...

ta lendo el guion!