La belleza como otredad: de alguna manera la belleza es enajenante e inhumana. Quienes la poseen y no están a la altura de la conciencia de sujeto (saberse atravesado por los rigores de las formas), padecerán la indigna sensación del objeto, al cual nosotros, no menos objeto por seducidos y enajenados, trataremos y seremos tratados también como tal.
18 de enero de 2010
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1 comentario:
Un poco tarde mi respuesta, llega...
deseandole un feliz año nuevo a ud.
Pues no tengo nada que objetar.
Saludos
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