Dicen que su nacimiento no tuvo precedente, y no pudiendo comprobar que haya nacido con anterioridad, deberemos creer que así fue. La mayoría de quienes lo conocieron no dudan en afirmar su grandeza, aun bajo la presión de la inmensa mayoría, que tampoco dudan en afirmar lo contrario, y que lo hacen con la total pertinencia de desconocimiento del argumento a refutar(2). Increpan a la mayoritaria minoría con un “ustedes se creen muchos porque son pocos, ¿porqué no se meten con gente de su poquitura(3)”.
Ruego se me disculpe si en el bajar de los renglones subo en confusión y vaguedad, sepa que esto no es tanto porque mi incapacidad descriptiva lo demande, sino por una enmarañada manera de evitar especifidad y eludir así la otra demanda, la de los abogados del biografiado. Asumo que tal vez esto impida tener total conocimiento sobre quién es el biografiado. De ser así pido segundas disculpas y dejo librada a su elección la identidad del biografiado que más feliz lo haga. Si esto último sucede le recomiendo dos cosas, o que lo mantenga en silencio, o que no lo diga, pues tal vez algún leguleyo esté pasando por estas líneas. ¿Que cuál es la diferencia entre mantener en silencio y no decir?, no lo tengo claro, si lo puede clarificar no dude en decírmelo. Aplicaré su sabiduría para entender las diferencias entre un político y otro, así no me equivoco en mi próximo voto. Y ahora, si no le molesta, sigo… (observe el acto milagroso de seguir sin nunca haberme detenido, un misterio para la física dialéctica, ciencia que alguien tendrá la amabilidad de inaugurar, viendo que hay todavía muchas cosas por no resolver).
Como muchos humanos, nuestro biografiado poseía una personalidad caleidoscópica. Es decir, colorida y multiforme, para ser más claro, caleidoscópica. Escarnio su curiosidad y le ejemplifico dos aspectos de él: el tierno, el cual lo manifestaba a través de unos pomposos ositos de peluche, y el salvaje, el cual lo manifestaba en el decapitamiento de los mismos.
Según algunos testimonios recogidos en el barrio fue sordo, según otros, fue pelotudo. Imposible saber por cuál motivo no se enojaba cuando le decían pelotudo. Su vocación por la actuación era idéntica a su falta de talento. Tal combinación lo hubiera convertido en estrella de televisión, pero hasta ese momento la tele no se había inventado, y se ignoran las causas. (En cuanto a las causas ignoradas constituyen el tema de mi próximo libro, “causas ignoradas”. Es la satisfacción más hecha que jamás libro ha dado. Aunque a la gente le digo que fue el libro jamás hecho que más satisfacciones me ha dado. La verdad es la primera, antes que nada yo tenía una satisfacción, después me busqué un objeto, en este caso, un libro. Luego procuré que sea un libro jamás hecho, así la satisfacción no se me acababa al terminarlo. El resultado es claro, jamás lo hice y estoy plenamente satisfecho, por siempre.
Concientes de lo intangible de mi hallazgo literario, una editorial se apresuró a ponerle tapa, y, para mostrar amplitud de criterio, también una contratapa. El departamento de comercialización calcula que la inversión será saldada con la suma de cinco mil lectores con setenta y cinco centavos de lector. Por petición del directorio esos lectores deberán ser tangibles, de baja denominación, y sin marcar).
A mediados de la década, antes de aquel “episodio que todos conocen” y que no puedo detallar porque nadie me quiere contar(4), nuestro biografiado fundó “El calvario”, club de calvos. Entidad que presidió hasta que su mascota se rompió. Su mascota fue un vaso (no me pregunten porqué, yo tampoco lo entiendo). El agua y otros hidratantes se los servía en un perro, como corresponde, porque demás está decir que sería muy asqueroso verlo beber de su mascota.
Se sabe que ejerció una profesión, aunque su confuso y errante desempeño no permitió saber cuál. De manera igualmente destacable fue la relación con la estética de los trapos: la moda. Tan alarmante como para que su médico lo revisara en varias oportunidades. “Lamentablemente para el gusto no hay remedio -nos dice el doctor-, lo máximo que podía hacer era usar mi autoridad médica para desvestirlo y acostarlo en la camilla. Luego le pedía que inhalara profundo y aguantara la respiración, no quería que se intoxicara con el humo, generalmente denso, que desprendían sus prendas en el momento en que se las incineraba”. Aplausos.
Viendo que se hace tarde para continuar el relato, y por miedo a que este continúe sin nosotros, agradecemos al doctor por el ejercicio de una praxis tan arriesgada, y dejamos en manos de la institución médica el reconocimiento oficial del innovador tratamiento. ¡Buenas tardes, doctor!
Bien. Saliendo del consultorio y luego del placard de nuestro empelotado, podemos adivinar, con un simple vistazo por su dpto. (ojo, él siempre quiso un departamento, pero sufría de economía abreviada) el particular gusto que tenía por la pesca. La falta de redes, cañas, medios-mundos y otros accesorios nos hacen pensar que fue nulo… que fue nulo…. que fue nulo. Y mientras yo sigo repitiéndole eso y codeándole las costillas para que se me ría del chiste que no pescó… que no pescó ¿eh?… ¿eh?… ahí tiene otro… bueno…
Decía, que mientras usted abusa de la seriedad de está vida, una vecina me informa que a nuestro biografiado, y supongo que en reconocimiento a su virtud por escuchar al prójimo, se lo conoció como a “el hombre entre dos orejas”. Sin duda esa sabia cualidad…un momento. No, me corrige, era solamente orejón. Que mala suerte la mía, ahora me quedó un “sin duda esa sabia cualidad” sin usar. No me agrada que al escribir se me acumulen las palabras, es un acto aberrante, escribo para sacármelas de encima. Pido disculpas nuevamente, pero voy a gastarla ahora (ya se habrá dado cuenta de que la próxima vez que venga le convendrá hacerlo con una bolsita de disculpas, así no tiene que ir a buscarlas cada vez que le pido una). Sin duda esa cualidad (qué alivio) no la vamos a lamentar. El mundo se equilibra con gente como yo, que tengo la humildad suficiente como para negar que soy de los que escucha a la gente.
Haciendo un repaso de lo dicho hasta ahora, veo que este hombre no ha quedado bien parado. Lo tenemos ahí, carente de virtudes, desnudo, mudo, seguro de nuestra ausencia. Le voy a dejar en el aire la esperanza de que hasta el más idiota, insensible y fulero de este mundo puede descansar en el amor. Me voy con la vecina. Usted no se robe nada.
(1)Biografía del estilo Macedónico. Del decir de aquel grande, Macedonio Fernández. Sea este el último refugio de justificación creativa que encuentro para mentirme original al encontrarme en un no.
(2)La mayoría nos recuerda que uno es opositor por necesidad, no por razón. Que masticamos caramelos porque son ricos, no porque deseamos caries.
(3)Poquitura: el termino correcto sería “poquedad”. La equivocación se debe a que la mayoría de la gente se expresa como el culo*.
*La expresión respetuosa de “como el culo” sería, entonces, “poquedad”.
(4)Son todos unos hijos de puta. Ya van a ver… todo vuelve en la vida… todo vuelve.
3 de mayo de 2007
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6 comentarios:
Te leía en los comentarios en lo de Alex y la verdad que tu blog no me ha decepcionado en absoluto. Muy buen post!!!
saludos.
también le cabe la siguiente definición, no por ello categorizante pero a saber: porque te quiero te aporreo, leyenda que quedó pegada en un post it en el único osito que sobrevivió a la podadura total de la cabeza que quedó pendiendo de un hilito.
Me encantó :)
Besito
disfruuuuto, leerte. mucho.
que bueno; lo leí dos veces y lo disfruté el doble.
hoy paso a decirte que te
aQpUrIeEcRiOo mucho, sabélo
jajajaaajaja alex
por mi parte digo que incluso te
aApDrMeIcRiOo
(fuerte? espero haberte incomodado, pero es true).
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