14 de diciembre de 2012

In extremis.

Hay algo antiquísimo (inmemorial) de lo que la vida se nutre, que es su sabiduría de muerte. La vida se sabe en su límite. Y es ante ese limitante, y por fuerza de choque, que se define en sus formas. Es una masa moldeada por ir hacia su contexto. Es un resultante.

¨Perceval está apoyado en su lanza. Contempla tres gotas de sangre depositadas sobre la nieve, que la blancura y el frío de la nieve beben lentamente. Chrétien escribe: piensa tanto que olvida.¨ Pascal Quignard. El odio a la música.

El pensamiento, llevado a su extremo, se anula. El cuerpo, también extremado, percibe su fin y se ausenta; pero lo hace en plenitud. Es en su plétora que siente aquello para lo que fue hecho: su desaparición. Es el goce de lo infinito, o de la integración con el contexto, por aquello que alguien se extrema. El deporte es una de las formas que toma esta perversión de vida. Ir contra uno mismo es un ejercicio de revitalización. ¿Qué es sino generosidad la vida de un hombre que con sus propias manos la devuelve al universo? Generosidad en el sentido de génesis, tomando su radical ¨gen¨, como origen o nacimiento. Generosidad: el darse para ser dado. Ya lo dijo Fogwill en una máxima impecable: la vida es dar vida.

Seguiré con esto.

2 comentarios:

microcosmos dijo...

vengo aquí con cierta nostalgia.
no me defrauda el paisaje.
me voy llena de pequeñas (nuevas) imágenes.

saludos.

Diego dijo...

Fernanda, qué placer que pases por esta casa donde sos siempre bienvenida.
Beso.