Amén.

¨Una persona que realmente se arrepiente de algo, debería demostrarlo caminando hacia atrás. Solo el absurdo redime.¨

Cuando se me formuló esa frase estaba pensando en el arrepentimiento que deviene de la culpa. Estaba pensando en la culpa porque posiblemente me sienta culpable de algo. Estaba pensando, seguramente, en una forma de zafar. Entonces empecé buscando en la estructura religiosa, moral y ética con la que fui criado. Básicamente trataba de entenderme (el entendimiento es, antes que una virtud inmaculada, un arma ética, un arma para vosotros, guerreros de la delicadeza). Decía, estaba tratando de justificarme, de hacer justicia. ¿Pero qué es lo que me parece injusto? Imagino que sufrir. Sufrir me parece injusto. ¿De qué mal sufro? Tal vez del mismo sufrimiento entendido como un mal. ¨No hay mal que por bien no venga¨: absurdo, ¿cierto? Pero lo cierto es que esto lo pienso más bien ahora, en el preciso acto de escritura, que es algo así como una mímesis física del pensamiento. Lo que en verdad pensé cuando dije que una persona que realmente se arrepiente de algo, debería demostrarlo caminando hacia atrás. Solo el absurdo redime¨, fue en Michael Jackson, en su pasito para atrás, su moonwalking. Pensé en su inocencia, en el sentido más amplio del término. En una inocencia que no se define por su relación con la culpa, sino con la nada misma, que se expresa sobre un fondo indeterminado, comprendiendo su existencia como un sin-motivo-alguno. Entonces me puse a buscar videos suyos sobre el pasito para atrás y me encontré con un fragmento de entrevista donde se lo ve con la timidez y la vergüenza de un inocente al que se le atribuye la responsabilidad de su don. Allí Michael se pone a bailar maravillosamente. Yo me conmuevo, siento su inocencia. Veo cómo se mueve y no entiendo nada. Él dice que cuando baila no piensa en nada, que pensar sería el biggest mistake. El no sabe lo que hace, yo no sé lo que hago. Pater, dimitte illis, quia nesciunt, quid faciunt.