Un mail no es una carta, mucho menos
este mensaje de Facebook que tengo la inexplicable urgencia de enviarte.
Ayer, antes de dormir, imaginaba que
te escribía una carta. No sé si a vos, o a la distancia que hay entre vos y yo.
Entiendo que las cartas son una forma de acercarse pero, sobre todo, de dejar
en claro un espacio. Y eso, querida mía, es la distancia. Doy gracias a esa
distancia que, de no mediarnos, haría probablemente imposible esta relación.
Relación que, como dije, no es nuestra, o sí, tal vez como la de esos puntos
que, seguidos unos de otros, nos cuentan en el colegio que son la línea misma.
¿A qué línea pertenecemos? ¿Qué traza en ese espacio? ¿Es, su dibujo, alguna
forma del arte? Si es así, estamos bendecidos por ese arte. Bendecidos en los
términos del bien-decir; de utilizar
un pedazo de ese trazo, hacerlo tipográfico, y mostrárnoslo acá, a fin, quien
sabe, de hacer más tolerable nuestra existencia.
Hablo de nuestra, como si fueras partícipe voluntaria. No quisiera, ni por
un instante, que confundieras esto como una forma de locura, al menos, de esa
que considera que vos estás aquí presente retroalimentándola con un afecto
sincero. Sé que no estás aquí, y para ser dramático, allá tampoco. Estás en
alguna parte entre esos dos puntos que representamos en esa línea que apenas
puedo imaginar. En definitiva, esto se trata de mi imaginación. Sin embargo,
estás leyendo. Y eso implica que en tu cerebro hay una corriente (que yo
imagino como rayos azules), que pasa rabiosamente de una neurona a otra. Esa
pequeña tormenta eléctrica soy yo. Esta verborragia es también tu cuerpo, el
más eficaz transmisor de mi pensamiento. Al menos ahora y mientras la tormenta
dure.
No tengo ganas de terminar esto acá,
pero siento que es necesario. Intuyo que tu psique me ha reconocido como
intruso y ya está haciendo los primeros esfuerzos por sacarme de encima. Lo
cual es lo más sano. Simplemente está guardando la distancia.
Nota: título extraído de la letra del tema Helen Burns, de Flea.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario