3 de febrero de 2014

El hombre mosca.

Qué lindos son esos momentos en que siento que mis sentidos han captado una verdad ininteligible. En que siento que debo estar tranquilo, profundamente hablando, porque nada puede pasar: ni nada malo, ni nada bueno. Porque más allá de las posibles hecatombes estelares, la conjugación de mis átomos ya ha sido lo que no fue; difícil es explicar que hoy casi lo es; difícil, que ya pronto no lo será. Pero así es: burlón en su rebusca este pensar que desespera a quien lee pero no a quien escribe... que sabe. Sino hay que fijarse en la mosca zumbona, que hace vuelos rasantes sobre orejas gigantes. Zum Zum Zum. O sospechar directamente de las trapacerías del genoma, que nos dice que hay en nosotros más de mosca que de mono.


1 comentario:

Principito dijo...

La evolución está llena de sorpresas!!