26 de enero de 2017

Mirna.

Una vez una señora le dijo a mi mamá que dios habla a través de los locos y mi mamá la echó del negocio. La señora quería comprar un sombrero. A mí los sombreros me gustan solo si tienen dibujos hermosos. A veces me gustaría que Salvador Dalí me hiciera un sombrero con sus pinturas. Una vez fui a un museo y me puse a gritar muy fuerte cuando mi mamá se cansó de mirar un cuadro y me quiso llevar a otro lugar. Mi hermano dice que yo quise hacerme un sombrero con esa pintura que quería doblarla y ponerla en mi cabeza. Puede ser. No me gusta mentir, pero a veces no me acuerdo lo que hago cuando me pongo nerviosa. Mi amigo Pablo me pone tranquila. Cuando él viene a comprar al negocio me cuenta cosas que me gustan. En general me cuenta cosas que me gustan. Me gustan mucho las cosas de Pablo. A veces me gustaría que se quedara hasta que cerramos a las 8, en verano a las 9. Una vez mamá le dio un café y yo me di cuenta de que así tardaba en irse. A la mañana cuando pasa por el negocio para tomar el 39 yo le grito ¡café! y Pablo me levanta la mano y se ríe pero siempre está apurado a esa hora, a las 19:15 camina más lento y yo preparo más café pero vuelve a levantar la mano. Yo no tomo café porque mi mamá dice que me acelera como un coche de carreras y yo ya soy como un coche de carreras. Este año voy a terminar el secundario de 3 años con especialización en gastronomía, pero lo que a mi me gusta realmente es pintar. Me gusta más que los sombreros y cuando estoy enojada le digo a mi mamá que ella no me gusta y que más me gusta pintar. Mi mamá no se enoja pero cuando se enoja me dice Mirna Mariana. Mariana es mi nombre que no me gusta y me dan ganas de romper todas mis pinturas cuando me dice Mariana porque Mariana no sabe pintar, pinta feo todas las pinturas y hay que tirarlas porque hay que pintar cosas hermosas. Pablo me contó un día que Salvador Dalí se ponía miel en los bigotes para que las moscas le hicieran cosquillas mientras pintaba. Yo me río mucho con esa historia y me acuerdo cuando me pongo a pintar y tengo que dejar de pintar porque tiemblo mucho. Ayer Pablo vino a tomar café porque era sábado a la mañana. Cuando llegó mi mamá le preguntó por la mujer y yo no le di café, pero después me di cuenta y pensé que tenía que darle más café, no menos. Charlamos 1 hora y 45 minutos. Esa mañana yo no ayudé nada en el negocio, pero mi mamá dijo que estaba bien, además Pablo no vino a comprar y eso es bueno también, porque es visita. Para mí es realmente muy bueno ser visita, me gustan también las visitas de mis primas que traen facturas, además esta vez Pablo le preguntó a mi mamá si podía hacerme un regalo. Yo lo escuché mientras preparaba más café atrás de la cortina y cuando salí me dio un libro que no sabía que fuera real pero me dijo Pablo que sí. Tiene como título el nombre de Cartas desde la locura y son cartas que el pintor impresionista Vincent Van Gogh que murió loco y sin una oreja le mandó a su hermano, Theo. Vincent Van Gogh le dijo a su hermano, entre otras cosas que leí, que pintaba sin descanso los girasoles porque si esperaba se marchitaban. Me gusta eso porque yo tampoco puedo esperar. Para mi todo está cambiando todo el tiempo muy rápido y por eso soy como un coche de carreras. Vincent Van Gogh tiene pinturas como coches de carreras  y nació en 1853 y yo en 1980 y Pablo en 1976 y mi mamá en 1961.


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